sábado, 30 de agosto de 2008

Hace casi un año.
Hace casi un año que tu mirada no brilla, que se apagó para no regalar su luz nunca más.

Hace casi un año que no empañas ningún espejo con tu calor, y que no dibujamos bichitos en el vaho de la ventana, porque ya no guardas aliento con que hacerlo.

Hace casi un año que no escucho tu voz más que en sueños, que no te veo más que en fotos, que no leo tus palabras.

Hace casi un año que no le hablo a nadie de ti, porque no puedo. Porque aún me duele saber que todo eso, todo eso de lo que hace un año, no volverá a repetirse ningún invierno más.
Y que cada uno va a ser más frío que el anterior.

Más frío sin ti.

lunes, 10 de marzo de 2008

En cuanto amas a un punto final

Recordaba haberme dormido a la intemperie, jugando con una brizna de hierba entre mis dedos. La última imagen que era capaz de evocar, era la de un cielo infinito y plagado de estrellas. Sé que antes de caer rendida, el frío de la noche había causado estragos en mi piel, haciendo que me encogiera sobre mi misma.
Ahora la incosciencia dejaba de ejercer todo su poder sobre mí, y yo volvía poco a poco a ser dueña de mis movimientos. La gélida brisa que horas antes me acariciaba, había sido reemplazada por un calor dulce, que atribuí a los primeros rayos de sol de la mañana. Intenté abrir los ojos, pero opté por no hacerlo, por empaparme un poco más de aquella sensación hasta que el sueño se dignara a abandonarme por completo. Me rodeé el cuerpo con mis brazos en un amago de abrazo, pero algo se interpuso entre mi mano y la piel de mi cintura. Lo palpé comprobado entre temrosa y sorprendida que se trataba de un brazo. Entonces sí, abrí los ojos a sabiendas de que podría desagradarme lo que viera... y sin embargo me deslumbró. Una mirada de apriencia gélida, pero tan cálida a la vez... dos ardientes ojos, como el hielo que abrasa, presidiendo una faz impenetrable y acerada se clavaban en mí cruelmente.
Mi expresión cabalgaba entre la admiración y el sobresalto, y eso pareció agradarle. Su gesto cambió, y con una leve sonrisa, hizo que el mio tambien se tornara más feliz y mis mejillas enrojecieran al tiempo.
Se acercó. No más de un plamo, pero fue suficiente como para que mi temor volviese y me retirara un poco, pero la enimágtica sonrisa regresó a su rostro y el miedo se desvaneció de nuevo. Mis músculos se destensaron y una calidez interior me invadió inexplicablemente.
Lo que sentí cuando él se acercó para besarme suavemente en los labios es absolutamente imposible de describir. Por una parte me sentía nerviosa, cardiaca. Por otro, pude notar como me iba relajando, dejandome llevar por aquel beso, dejandome fundir...
Y tras la mirada, fueron sus manos las que recorrieron el resto de mi piel, las que exploraron mis temblorosos músculos en un acto de confianza. De excesiva confianza. Sin embargo en su unión, comprendí que amaba sus manos, sus ojos... comprendí que quería despertarme cada mañana en su calor.

miércoles, 27 de febrero de 2008

¿Cómo explicarlo...?

Transformar tu boca, pintarla del color de la borgoña. Beber de tus labios mientras la mirada, oculta tras los párpados, muere un segundo y visualiza en su agonía los colores que se proyectan bajo tu piel gélida, mientras se eriza al contacto.
Empaparme de esa ponzoña de la que es poseedora tu sangre y disfrutarlo.
Rogarle al cielo en un sollozo que pare el tiempo y sentirte así, asi  de cerca para siempre.
Notar como tus dedos juegan en mi pelo, creando una tela de araña entre ellos,  a la par que yo acaricio tu rostro y adivino tus facciones valiendome unicamente de mis manos.

Mirarte un momneto, solo un momento, y sonreirte con los ojos. Así hasta que tus labio quieran volver a jugar conmigo.
Un leve roce, apenas un suspiro helado y un adiós. Cuando los alientos se despiden y van ganando distancia entre ellos. Llega entonces el final de un sueño.

Eso, delirio mio, todo eso es un beso.


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miércoles, 20 de febrero de 2008

Falsos dioses

"Un sabio de la Vieja Terra había proclamado una vez que la ciencia destruiría a la humanidad, pero no a través de las armas de destrucción masiva, sino demostrando de forma progresiva que Dios no existía. Insistí en que semejante conocimiento arrasaría la mente de las personas y las dejaría enloquecidas al darse cuenta que estaban completamente solas en un universo despiadado".

Falsos dioses (Las raíces de la herejía) - Graham McNeill


Si realmente fuese así, parte de este mundo estaría casi muerta, otra pequeña parte viendo el abismo en el que moriría, y otra parte, muriendo por la salvación. Miles de guerras por la salvación, por pisotear la de los demás e imponer la suya. Un comercio. Y la verdad sería la forma de morir, pero por suerte, vivir fuera de la paz mental que la religión suponía.

Jasper había vivido entre muchas de aquellas religiones, desde el judío, donde se había criado los primeros años, y después, debido a los viajes de sus padre, empleado de un gran comerciante de Constantinopla que tenía gran influencia entre los judíos de todo Europa y Asia: Abraham Amzalag, o “El joyero A”, como solían llamarlo; hasta el musulmán, el cristianismo, y atisbos de otras religiones muy minoritarias tanto del Norte de África como de Asia. Sin duda, esta mezcla de dioses, creencias y tradiciones empezaron a desfragmentarse en una mente privilegiada y motivada, para intentar buscar una verdad que no quería aparecer. Toda su infancia se había desarrollado en colonias judías de los países del centro de Europa, con una gran sensación de intransigencia mutua entre todas las culturas que se acercaban lo suficientemente cerca para dejarle esa curiosidad que le ardía por dentro, pero que era desviada antes de que pudiese saber algo más que los insultos que profería su familia. Obviamente, los cristianos, que eran los más abundantes por aquellos países, tenían toda la pinta de ser unos crueles hombres, injustos, mentirosos, y despilfarradores. Pronto empezaría a ver que tantas palabras no eran más que lo mismo que se podía aplicar a personas de cualquier religión, independientemente de cual fuese.



[Se trata de una redacción para el insti, está inacabada, pues son máx. de 6 pág. en Arial 12 (xD), así que seguiré. Lo mejor es que tengo que relacionarla con mi pueblo... pues vamos para rato...]

Todo por hoy n. n

lunes, 11 de febrero de 2008

Voy  a castigarme el ego.
Para que no crezca.
Para que no siga creciendo.

¿Porque no me entiendo ni a mi misma?
 ¿Debería empezar quizá por intentarlo?

Voy a toruturar a esa autoestima cambiante.
Para que no se modifique.
Para que siga modificandose.


¿Qué voy a hacer cuando sepa que me pasa? ¿Aceptaré entonces que... no es pasa nada?

Voy a mortificar un amor propio, que solo me está acercando al final de una camino que no quiero terminar.

lunes, 4 de febrero de 2008

Primera vez que te ví
Llegué.
Entre temerosa y confundida, abri la puerta y entré. Me dio un vuelco el corazón. No había nadie.
Esperaba encontrarme aquel lugar plagado de gente  y estaba desierto.
Eso me alivió al principio. "Al menos no he tenido que sentir la mirada de todos sobre mi cuando traspasé la puerta", pensé. Pero la espera fue peor.
¿Cuántas personas iban a llegar?
¿Cuántas de esas sillas iban a quedar vacías? ¿Habría acaso que traer más? Los nervios estaban haciéndome polvo.
Alcé la cabeza al escuchar chirriar las bisagras unos metros más allá. Me encontré con su mirada, y me dedicó una sonrisa. Yo hice lo propio.

Y la última vez que lo hice
Me esperaba su habitual sonrisa. El más sencillo saludo salió de su boca, y tras esto, nos pusimos rumbo al parque. El camino fue, casi en su totalidad silencioso, a excepción de un par de frases estúpidas, de esas que se te ocurren cuando no sabes que decir, nuestros pasos sobre la hojarasca, y algo que creo que ya jamás olvidaré:
-Olaya... tú... ¿tú crees que me conoces bien?
Abrí los ojos. Abrí mucho los ojos ¿Qué clase de pregunta era aquella?
-Sí.. supongo, no sé. ¿Por qué?
Y de nuevo su sonrisa.
Llegamos junto a los demás, y ya éramos solo eso; dos más entre todos ellos. Entre las risas que compartimos, entre las tonterías que dijimos todos juntos. Entre las lágrimas que algunos derrmamos y entre las caricias y palabras que otros nos ofrecisteis.

La última vez que fuimos felices... juntos.



lunes, 28 de enero de 2008

¿Rencor?

Hablas de rencor. De eso a lo que TÚ llamas rencor.
Yo hablo de dolor. De lo que yo entiendo por dolor.


Porque el tener el alma encongida, el hablar en suspiros, el agotar el corazón en latidos, el bañar de lágrimas una historia, el consumirte en recuerdos cada noche, el escuchar el viento cuando no sopla, el sollozar en silencio y apagarte la mirada en la sombra, yo a eso, lo llamo dolor.


Pero el pensar en el odio que te guardo, en los deseos de venganza que me corrompen, en las veces que me gustaría destrozar tus sueños... a eso si te permito que lo llames rencor.